Siempre que miro a Raquel, está sonriendo. Da igual si fuera está lloviendo o hace frío, ella sonríe. Siempre he tenido la sensación de que es de esas personas que nunca borra la sonrisa de sus labios y ahora tengo claro, de que es así. Quizá por eso, tampoco se me borraba a mi la sonrisa. Ha sido estupendo y muy divertido hacer esta tarta para su hijo y otra para su marido (la de Scalextric).
Lo mejor, ver la cara de Adrián. Lo mejor de lo mejor. Gracias Adrián por regalarme esas sonrisas!! y gracias Raquel por creer en mí!!
Se me olvidaba!! el bizcocho!! delicioso bizcocho de vainilla con mouse de ganache de chocolate negro
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